No pierda una hija, gane un contable
Avisaron al general griego Temistocles de que su hija pretendía casarse con un ciudadano de gran inteligencia pero escasa fortuna.
Cuando sus consejeros le advirtieron de que tal combinación podía convertir a su futuro yerno en un ambicioso arribista, Temístocles contestó: Os equivocais. Prefiero un hombre que necesite de mis riquezas a que mis riquezas precisen de un hombre que las administre.
Hª y Vida
Ángeles