Mi suegra Elvira: el puente de San Roque
-Ay mamá ¿Qué te ha pasado que vienes toda “despeluxada”?
–Pregunta Charo a su madre Elvira.
-Nada cariño, es por el puente de San Roque.
-¿Qué puente?
-Estos tres días de fiesta, el sábado, el domingo y el lunes que está todo cerrado.
-No sabía.
-No abre ni el “Carrefloux”, de allí vengo de comprar lo que he podido…
-Pero, estás toda sucia…
-No tiene importancia cariño, me caí porque resbalé en una mancha de aceite de oliva virgen extra y se me manchó el pantalón, y cuando estaba en el suelo intentando levantarme, una señora se me subió encima para coger el último bote de Nocilla que estaba en lo alto de la estantería.
-Pero mamá ¿No tienes comida para estos días?
-Son tres días… ¿No te das cuenta que no va a haber donde comprar ni un peladillo?
-Bueno, pero…
-Nada, mira. Yo me traje la última bandeja de pechugas de pollo que quedaba porque dos viejas se estaban peleando por ellas y cuando llegaron a las manos, se les cayó y como continuaban pegándose, aproveché, las cogí y me fui huyendo por el pasillo de las coca-colas hasta las cajas.
-No lo puedo entender.
-Yo si que lo entiendo. Según atravesabas las estanterías no había nada que meter al carro. Se terminaron los macarrones de colores, el pan integral sin sal, las nectarinas, el tomate frito del bueno, los plátanos de canarias, la miel de la granja San Francisco, las galletas maría, la lejía de la lavadora y los yogures de cereza…
-Pero ¿Tanta gente había?
-Muchísima, parecía la procesión del Cristo de la Vitoria. Hasta me encontré con Piluca, que sin reconocernos, las dos le echamos la mano a la última barra de pan, y como nos hizo tanta gracia, en el descuido huyó con ella una vieja que venía con el hijo en silla de ruedas, a robar de los carros, lo que no encontraba en las estanterías.
-¿También estaba Piluca?
-Si, luego hicimos la compra juntas… Pero tropezamos con una pila de gente; estaban: Merceditas, Rogelio el de las persianas amarrado a una rubia que no era la mujer, la nieta de Piluca, Rosario, Sagrario y Milagros, la mujer del basurero y Manola, esa que vive en el cuarto y siempre huele a cocido porque dicen que es cocinera en un mesón.
-Pero…
-Pues ya te digo, nos pusimos de cháchara, y como nos descuidamos, Milagros que quería comprarse unas bragas que había visto de oferta, solo encontró dos tangas de leoparda. Se las trajo, aunque una de ellas parecía como si alguien la hubiera mordido.
-¿Y tú que compraste?
-Un cacho queso, dos fanecas, un yogur de los huesos de las viejas, y tres magdalenas que compartí la bolsa con dos señoras muy finas y de buenas familias de Vigo, que estaban allí comprando a lo mismo que yo.
-¿Y para comprar eso te fuiste hasta el hipermercado?
-Me salió barato, pagué 11 euros, aunque el taxi me cobró 13 ochenta, ir y volver.
-Estáis todas locas…
-No, si la compra la hacías muy tranquila… Solo hubo unos momentitos de violencia, cuando a una señora la llamaron cerda, otra cayó contra el mueble de los congelados y a una niña que la empujaron, se quedó sin coletas cuando se le engancharon en un ventilador que estaba probando su madre.
Texto e imagen: Miguel A. Méndez González
alientodecristal@gmail.com
Miguel, es cierto lo que cuentas porque yo estuve en un hiper y la gente parecía que hubiese llegado una guerra. Eran tres días y no tres meses, lo que iba a estar todo cerrado, me ha divertido.
Saludos.
No era tan evidente como en el relato de humor de Miguel, pero había ciertas prisas en los supermercados por comprar y no quedarse sin algún alimento básico. Creo que han hecho más negocio cerrando que si hubieran abierto.
Muy entretenida esta gran Elvira.
Una sátira muy buena, Miguel. Y lo bueno es que oyes “¡Cúantos días!”, “¿Qué voy a llevar?”. Algunos se ahogan en un charco. Tienen miedo por si no llevan bastante. En fin…
estupenda suegra, ocurrente y divertida,
saludos
Lo que es cierto es que siempre se compra de más cuando hay algún puente o festivo por el medio. Me ha parecido un relato muy simpático y una odisea que se han montado con mucho humor.
Enhorabuena
Guadalupe Aguilera.
Si, es bastante real, aunque Elvira al contarlo le ponga su humor.
Ana.
Enhorabuena, estupenda suegra.
Jaime.
Gracias por querer tanto a mi suegra.
Un saludo afectuoso.