Los chicos malos ya no se llevan
Huelen a peligro, sudan testosterona y adrenalina, son misteriosos, engreídos (muy engreídos) y rebeldes. Así son los chicos malos. Se exhiben (comprando la ropa siete tallas mas pequeña) intentando convertirse en nuestro reto personal. No obstante desde hace algun tiempo somos muchas las que ni nos molestamos en girar la cabeza para admirar su culo prieto. Directamente los ignoramos o escapamos de sus “encantos”.
Atrás queda el modelo inculcado por años de princesas disney en las que sentíamos que nuestra vida sólo se vería completa con un apuesto príncipe capaz de retarse en duelo con el peor de los dragones, el ogro o el rey malvado. No, nosotras ya no necesitamos llevar a nuestra izquierda un hombre que nos defienda, uno al que teman todos porque es un chico malote.
..los chicos malos no crean parejas felices, rozan el analfabetismo emocional…
Hemos pasado de querer que nos protejan a desear que nos acompañen. Apostamos por una relación igualitaria no piramidal, no queremos ser propiedad de nadie, no queremos, no necesitamos estar bajo el ala de ningún gallito, no buscamos un chico que complete nuestras carencias porque no las tenemos, vivimos perfectamente sin pareja (si hasta podemos abrir un cuenta bancaria sin necesidad de que nos la firme papà o el familiar masculino mas cercano).
A un hombre le pedimos compromiso, el chico malote no te creas que se va a comprometer, no, el siempre va a estar y no estar, como si pensasen que no somos los suficiente para ellos, como si pensasen que a la vuelta de la esquina puede haber una mejor que “le quede bien en la foto, que haga juego con él”
La idea de que para conseguir el amor de un tío tenemos que poner en peligro nuestra integridad física y psíquica esta pasada de moda, ¿realmente estaríamos dispuestas a convertirnos en un vampiro por el amor de un hombre? pues no. A la mínima de cambio que nos diga que tiene ganas de mordernos el cuello y chupar nuestra sangre…piernas para que os quiero como dicen en mi pueblo.
El amor saludable se practica con aquellos hombres que se implican en cuidar el vinculo.
Colaboración de Fiona Blanco (Usuaria de este Centro)